miércoles, 22 de octubre de 2014




J'aime le ciel, un rayon du soleil. J'aime le doux vent qui mèlange tout, comme si après une seconde tout change et commence de nouveau, une autre fois. J'aime la chaleur et je le sens comme si c'étaite la dernière fois que je le sentirai. J'aime ma familie et j'adore mes amis comme part de moi-même; ma familie. Je les aime peut-être un peu plus ou un peu moins de temps en temps, je peux changer mais l'emotion reste, l'essenciel reste toujours n'importe quoi. Je suis comme le vent qui coups et change les choses à son avis mais qui conserve son âme, et l'âme de ce qu'il mèlange.






J'aime la pluie, les larmes du ciel. J'aime la pluie parce que quand on reconnaît le mauvais, et la peur, on connaît le merveilleuse, et le fantastique. J'aime la beauté mais j'aime aussi les différences que nous donne une identité à chacun. J'aime le débat et la controversie parce que ca nous donne des émotions vivantes dans nous-memês. J'aime rire mais aussi pleurer. J'adore voir comment je (et nous toutes) change l'un à l'autre état. J'aime vivre la vie, et j'aime voir les autres sourires.









J'aime rire avec toi à perdre la raison, j'aime te faire sourir. Cependant, je déteste te regarder triste avec les larmes du ciel sur ton visage, et je souhaite que la pluie, malgré sa beauté, n'existe jamais pour que tes yeux soient vivants une autre fois.









domingo, 19 de octubre de 2014





Yo era aquella niña que se desvelaba leyendo novelas, cuentos y moepas.
Yo era esa pequeña que corría su horario habitual porque de pronto encontró un libro que la atrapó tan fuertemente que se dejó llevar y se olvidó de todo lo demás.
Yo era esta muchacha que se decidía a ir a por todo con un libro, sin soltarlo hasta que este le revelara todos los secretos que él escondía.
Yo era una señorita que se disponía a no dar el brazo a torcer por más voluminoso que el libro fuera, perseverante hasta el fin, para lograr su cometido y leerse hasta los pies de página.
Yo era.








Yo sigo siendo esa mujer. Hoy me desvelo pensando, leyendo, meditando, discutiendo conmigo misma, en los debates más insólitos.
Yo me aferro a eso que tengo adherido a mí misma. Me atrapa la trama, el protagonista; bueno, co-protagonista, ¿no?
No puedo despegarme de eso que me compone, me integra. Es que hay tantas cosas que sé, pero a la vez no sé nada.
Una caricia, un abrazo no me bastan, es como si ya no fuera suficiente trasnochar con un libro de compañero porque al fin y al cabo no es sólo al libro al que quiero ahí conmigo. Porque en el medio de la lectura me doy cuenta que sueño despierta. Y que cuando me despierto, quiero al personaje que protagoniza ese libro a mi lado.






Lo más irónico de todo es que cada día más te pareces a él. No sé si es un espejismo o si es verdad. 




Pero de todas maneras me engatusa y me atrapa tan intensamente como si lo fuera. Como si ese libro fuese mi realidad, como si todos esos libros a los que dediqué tantas noches de desvelo confortable y cálido, de resguardo se volvieran contra mí y me dieran una cucharada de mi propia medicina; diciendo: 


-¿Así que nos leías a las 3 a.m. hasta terminarnos? Bueno, ahora no pegues un ojo en toda la noche pensando en Mr. Darcy, en Cortazar, en Borges, en Hemingway, en Fitzgerald, en T.S. Elliot, en Olivera y Travers, en Greene, etc. Con que vos eras la que no quería dormir...-

Autores y protagonistas en un gran paro mental dentro de mí, con un gran cartel rojo con letras blancas gritándome STOP.

Y cada vez la noche avanza hacia lo más profundo; ya viene siendo la hora de dar por terminada la lectura del libro y dejar un poco en paz el papeleo mental.