miércoles, 23 de octubre de 2013

Quedará en lo profundo de tu memoria, debajo de la marea de los sueños. J.L. Borges






Ayer te soñé tan claramente que pensé por un momento que mi inconsciente me estaba engañando. Aunque no pasó mucho tiempo desde que te volví a ver por última vez, me encontré enredada en mis propias sábanas soñando que estabas acá. Y así y todo este sueño me dejó un gusto amargo y áspero así como aquella vez. Es que fue tan real que por un momento me imaginé tan viva. Tan yo, tan vos y tan nosotros y tan todo junto que verdaderamente era esto. Era.


Sin mayor esperanza, he buscado a lo largo de los años el sabor de esa noche; alguna vez creí recuperarla en la música, en el amor, pero no ha vuelto, salvo una sola madrugada, en un sueño.


Todavía, sin embargo, no entiendo que es lo que quiero, lo que entiendo, lo que pasa. No entiendo lo que entiendo, entonces no entiendo nada. Hay tanto que no se entiende y lo más probable es que cuanto más queremos entender, menos conocimiento tenemos, porque crece, crece, crece; crece infinitamente.



Ayer te soñé. Sé que eras vos. Tan claramente. Pensé que era verdad. Quería que fuera verdad y poder dejar de hacerme nudos en mi misma para poder seguir la línea. La cronología, la crónica de los hechos que nos trajeron hasta acá, dejándonos perdidos en un desierto y/o en un océano tan pleno, tan vasto que nada se ve en el horizonte. Nada viene, nada va, no hay viento ni marea. Nada cambia. Nada.



Cambió, claro. Te olvido, te olvido, te olvido, te olvidé. ¿No?, no. Tiempo al tiempo. A pesar de que no te puedo olvidar porque sí, porque sos parte de mí. Todo cambia y se transforma, salvo el pasado. Es lo único que permanece intacto, ínédito pero vulnerable a nuestras memorias y verdades.Y es finito, un gran problema. Porque quiero más de esos momentos finitos, quiero que sean inmensurables y desvelarme contándolos a tu lado.



En parte sigo pensando e imaginándome qué es lo real de todo esto. ¿Qué es lo que estamos viviendo? Entonces últimamente  casi siempre, elijo no pensarte, tratar de olvidarte. Tratar. Para poder caminar el camino, haciendo camino al andar. Vivir viviendo para poder olvidar el pasado estático, omnipresente. ¿Olvidar? Es que, ¿se puede olvidar? En fin, dejar de lado.







Eventualmente va a volver, esperando que tal vez sea con menos fuerza, que baje la marea y se aleje al horizonte indefinido, al futuro.

domingo, 13 de octubre de 2013



Même si je sais que tout s'efface

Y que después de todo, 
de que pase la tormenta, 
la inundación, 
quedamos nosotros.





Queda la luz, 
queda la vida.


Que genera nueva vida y renacer.



Pero si paro, ¿pararías con migo? 


Si me caigo, ¿pararías el mundo? 


¿Te olvidarías de todo, 


de que existe un mundo más grande,

más allá de nosotros?

¿Serías capaz de vernos a nosotros, 


en la nada, 

creando algo? 



En la lejanía,
¿me extrañaras cuando me vaya?



Cuando me desvanezca como el polvo 

 que flota a trasluz de una tarde,

 con un sol que entra por la ventana en otoño



y que da ese calor entrañable y necesario para sobrevenir el frío, 

¿te acordarás de mi? 



Cuando veas esos cronopios, 
¿pensarás en cómo nos divertíamos con sus historias?






Yo sé que haría lo que fuera para que sientas mi calor, mi amor.


Cuando todo este en la penumbra, 
y no se pueda ver nada a la distancia; 

cuando no puedas secar tus lágrimas, 
voy a estar a tu lado para que recuerdes la luz y la vida. 




Para que veas que se puede, 
que después de todo el sufrimiento, 


eres libre, 
llega la luz. 


Hay más después del ayer.





Me arrastraría, 
no comería,

hasta que te des cuenta 
que puedes ser feliz 

y hacer tus sueños realidad. 








Pecaría de adulación 
y (te) pediría perdón 

para que veas el jardín que está en frente tuyo.









"Robaría"

pidiendo prestado 


para que tuvieras las herramientas

para cosechar tus ideales. 











Iría al propio inferno

haría de todo 

para que te des cuenta 










que hay amor, 
que existe 





















el paraíso.