domingo, 28 de julio de 2013

Qué cosa loca esto que llamamos vida,


todo pasa, todo cambia y se transforma.

Es como que nada permanece, nada se mantiene, no hay nada garantizado.

¿Quién nos asegura que esto va a continuar?
¿Qué mañana no es peor?
¿Qué mañana es mejor?

Mañana es.
Ayer fue.
Yo soy.





Eso es todo lo que sé.

¿Qué es esto que estamos haciendo y se llama vivir?

Nada, esto.
Qué se yo, demasiada presión responder a esa pregunta, creo, no sé.


Demasiada inseguridad, intriga, indecisión.
Es buena, un poco.
Cambia las piezas de lugar, hace enroque, te marea, te come, te corona, te salta.




Te hace cambiar, aunque sea un poco, te desacomoda, te hace girar, pensar, y moverte una vez más.

Para ser uno, hay que crear un propio movimiento.

Pero, si cerramos los ojos, casi parece que nada cambió, ni va a cambiar.
No hay nada nuevo.
Y, ¿cómo se puede ser optimista frente a esto?
Cayendo en vicios, locuras y conjeturas, en esta oscuridad llena de luz.





¿Por dónde comenzar a ver nuevamente la luz pura?

Para poder ver eso que nos hace ser nosotros, que nos hace buscar lo que queremos, desear, querer y amar tenemos que dejar de lado nuestra oscuridad.







 Dejar de lado ese vacío y buscar plenitud.
Pero más que nada, buscar eso que nos hace cambiar, que nos renueva día a día y no nos mantiene congelados, como estatuas olvidadas en un jardín abandonado.

Encontrar aquello que llena de luz la oscuridad reinante, lo que nos eleva y nos hace flotar cuando no podemos ni si quiera saltar por impulsos.



Sacudir esa capa de polvo que se junta en nuestra superficie, cerrar los ojos, 
olvidar, 
cambiar, 
crear.

Buscar eso, la felicidad 

propia, 
ajena, 
conjunta, 
disruptiva, 
única, 
múltiple, 
ideal.


¿Cómo llego?

¿Llegó?





No sé, ¿a mí me lo preguntan?


 Nunca es fácil.


Pero hay que tratar, es el camino que hay que seguir


sin importar nada, es algo de todos los días, para todos, para vos, para mí.


Para vos y para mí.


Intentemos.

Juntos,
Separados,
Ensemble,
Séparés,
Together,
Alone.

Y sí, hay que intentar
para nosotros,
demostrar que podemos, que algo valemos en esto
Si no, ¿de qué nos sirve?

Vivir.

What is it good for? Absolutely nothing?
Say it again now!

Nunca.


Busquemos juntos el paraíso, el cielo, una montaña para subir.

Corramos, 

movámosnos, 

caminemos, 

seamos

Algo que valga la pena ser.

domingo, 14 de julio de 2013

Alegría. 

Tristeza. 


Sonrisa. 


Nostalgia. 

Viene y va. Lo único que sé es que nada es fácil, aunque quiero que sea así. 

Siempre voy a cuestionar todo demasiado, voy a ser difícil y cuidadosa.
Porque no quiero volver a ser esa que se equivoca, que cae en el ridículo y en la voz pública
de la gente que siente que todo lo que sale de su boca es de oro puro, cuando es de plomo.



Soy lo que soy, a la fuerza no voy a cambiar. 
Creo que funciona como la utopía, cada vez que uno se acerca, se aleja más y más. 
Me pregunto que pasará si llega ese alguien que logre acercarse sin que me vaya.




Quedarme en ese instante, en ese marco, en ese momento 

Y soñar con lo que puede pasar, si tan solo das un paso más, un movimiento, un indicio; y actuar.

 
Pero eso, claramente, nunca pasa. Nunca me pasa. 
Esa es mi suerte.

Mi mala suerte.


No sé lo que es un rastro tuyo.


Por eso sueño, y mis sueños son deseos de mi corazón.










Y es así que nunca quiero decir adiós,
 porque así una parte de mi se va, 
y me deja, partida, rota, agujereada
y sin arreglo.





Siempre vuelvo a lo mismo, es un círculo perfecto que no tiene fin. Por eso recuerdo lo viejo, aquellas sonrisas, las de ayer y las de hoy, y con eso me quedo, con que sonrías y me hagas sonreír. 






Es esto lo que veo posible, nuestras sonrisas y nada más. 
Nada más puede pasar.
¿Nada más puede pasar?







¿Qué puede pasar?
Solo sé que cuando te veo, la vida me mira sonriendo. 
Por eso te recuerdo así, caminando y sonriendo siempre,
dando pasos, haciéndote camino y acercándote a la utopía.





Te dije te quiero, pero pensé te amo.

lunes, 1 de julio de 2013

Mientras miro hacia fuera veo un fulgor. Luz incandescente que me recuerda una vez más donde estoy.
Veo el reflejo de la luz en los espejos, algo me nubla la vista.



 Viene y va, nada lo detiene. Esos instantes que comparto con esa mirada me hacen sentir viva. Puedo ver la belleza en las cosas, todo tiene algo de bello, algo de bueno.
 Puedo ver aquellas cosas que antes no veía, o fingía no ver. Tu luz. Esos detalles que me hacen dar cuenta de que estás ahí, irrevocablemente, de una u otra manera.


 Y creo que lo que más me importa es que quiero que estés ahí. Aquí. Pudiendo ver todo esto conmigo, a mi lado.


 Poder apreciar todos los recovecos y escondites que tiene la vida, sus vueltas y enredos, y sus desenredos.
 Quizá pedir que estés aquí es egoísta de mi parte, después de todo debés estar haciendo maravillas donde estás.

 Por eso es que a través de estas señales mi angustia cesa cada vez un poco más, mi codicia se diluye y mis lágrimas la acompañan. Mis caprichos son solo eso, el anhelo de querer más de vos porque no estás acá.
 Y cada día pasa y cada día se acrecientan, la duda, la angustia y la nostalgia. 
¿Por qué?
¿Por qué vos? 
¿Por qué nosotros?
Lo increíble es que no creo que nunca halle la respuesta,
solo se que fue, pasó y ya voló con las hojas del otoño. Sin embargo sigo pensando en el que hubiese pasado si...
Creo que todos lo pensamos. Y cuestiono y me cuestiono, y es un circulo vicioso que nunca para.
 
Es por eso que en este eclipse decidí quedarme hace mucho tiempo. Oculta por mis decisiones y mis temores a confrontar el paso del tiempo, de lo real, lo tangible del todo. No pude verme al espejo por un largo tiempo. No me hallaba a mi misma en mi.













Ciertamente tiene mi sello de locura.

 El tiempo dicto mi sentencia. Los movimientos marcados por hilos invisibles sobre mí. Un huracán envolvente que te absorbe, y una vez dentro de él, todo se ve tan natural, se vuelve costumbre con el paso de los días y ya me despierto inmersa.
 Ajena a todo lo conocido, y desconocido. Nublada por mis propios cuestionamientos y dudas.
Y así una,
y otra,
y otra,
y otra vez.




 ¿Por qué?
 Porque así se crece, se cambia. Así actúa el paso del tiempo sobre todos, y sobre mí.

Así lo fue ayer cuando estabas acá, cuando te tenía, no para mí sino para todo. Para ser.
 Eso era lo más precioso del mundo para mí, solo que quizá en ese entonces no lo sabía con seguridad.
 El tiempo supo dejar sus huellas y conservo esas pequeñas cosas que me recuerdan tanto a esas circunstancias.


¿Cómo poder olvidarte si olvidándote lo único que logro es volver hacia atrás? 

¿Cómo soñar un mundo nuevo si mi mundo no existiría sin vos?


¿Cómo vivir un día más sin pensarte en algún momento, al encontrarte en esos escondites rebuscados de tu antojo y perdición?


Y de repente,










el hilo se corta.

Ya no voy a escuchar más tu canción.
Todo vuelve a ser normal.
Ya no veo ese fulgor que me enceguece y me ayuda a rememorar aquellos momentos de alegría.
Todo se tiñe y pasa a ser falso para mi.


El centro desaparece, se desvanece y comienzo a divagar, ¿por qué? 


¿cuánto de esto es real y cuanto una ilusión?


Entonces, lo veo. 





Veo eso que te carac-teriza. Carac-terizaba. Te veo. Por fin, te veo, te tengo cerca, puedo ver tu forma, tu color, todo. Todo es posible ahora.

 Estoy llena de esperanza porque ahora no hay problema sin solución. El horizonte se ve claro.

¡Esta ahí! No hay nada que lo difumine, es eso y nada más, yo sé que es eso.


 Es tan hermoso.
Sí.
Lo es; una hermosa ilusión es.



Todo es tan perfecto que no parece ser real, parece un sueño.





¿Qué me está pasando?


No puedo creer ni en mi misma, ya nada es lo que parece y con el tiempo caigo en la cuenta de que te perdí.

Es así, no hay un plan B, no hay eclipse para vos, es lo que veo y lo que vi. Lo que seguiré viendo.




 
Voy a seguir viendo estos colores porque es lo que me queda de vos. Es la huella que dejaste.






 Esa cicatriz que nunca va a curarse, sin importar el paso del tiempo, sin difuminarse como un fantasma. Hasta siempre va a quedar, como vos. En mi.



  
 El horizonte me engaña, cambia, se transforma. Nunca se queda quieto y siempre le sucede algo nuevo. Para bien o para mal.




Como yo.



 Pasa el tiempo y todo cambia, todo cambia. Vos y yo, nosotros, cambiamos. Yo crezco sin parar, vos mantendrás una juventud eterna. Comenzamos nuestro nuevo viaje, separados.
 El tiempo viene y va, y lo más loco de todo es que desapareciste.
 ¿A dónde te fuiste?
 Gracias por dejar tus huellas tras tu paso por aquí, así se que eventualmente voy a verte, un día u otro, y voy a sentir eso que sentía a tu lado,
 Nada podrá reemplazar esas migajas de pan que dejaste al volar por este cielo.



 Dejame esto. Este cielo, estos colores y estas formas que son tuyas, todas tuyas.

 Pero no, cambia.
 Yo nunca me cansé, tratándose de vos, así que podes volver, porque me sigue haciendo falta.
 Sé que no vas a volver.
No puedo pedirte un milagro, no.
Te pido que dejes huellas, que me las dejes. A mí, solo eso.
Quiero poder verte, recordarte y sentirte acá. Quiero que compartas mi viaje, lo que se suponía que iba a ser nuestro viaje juntos.


 Compartí el viaje conmigo, no me olvides, no olvides que te dije te quiero.