sábado, 12 de enero de 2013

No noté que te noté hasta que me notaste.
Me notaste.
Notame, 
notame. 

Anotame,
contame.

Mirame,
pintame.

Hablame,
                                acordame,
acordoname,
                                                                                 besame,
amame.

Las cosas que hace el Amor, deshace la mente y rehace el corazón. Parece ser que lo fue, por ti. Pero ahora deja un sabor agridulce, mi idea tuya, tu imagen me hace caer una y otra vez, el bosquejo que tengo en mi corazón es dulce; mientras mi mente aborrece las f i b r a s de tu ser. 

Amor, esas cosas que sólo los locos consiguen, se atreven y obtienen.
Amor, aspiración de muchos, manjar de otros pocos que sólo algunos podrán degustar en su punto culmine.
Amor, lo que le haz hecho a las mentes de hoy. Y de siempre, dejando tus huellas a como de lugar para que atravieses sin preocuparte por los escombros que produces al pasar.

Escombros que podrán ser mansiones y lujos para los desquiciados desinhibidos, para aquellos que van a mirar.

Alarmante, porque donde pasó una vez el Amor, éste vuelve a visitar, cual vías de tranvía, sin francos  no tiene vacaciones. 
Algún día ese tren tendrá su última parada y se encontrara fuera de servicio, quizás será el mismo en el que los lunáticos dejen de mirar; ya sea porque han perdido la fe, la pasión, se cansarán de esperar el próximo. Han perdido al Amor.
O tal vez porque debajo de esos escombros renacieron flores de aquello que el tren aplastó, porque nunca quiso mirar. Porque nunca se pierde el saber amar.












Carito, suelta tu pena
se haga diamante tu lágrima
entre mis cuerdas.