lunes, 7 de febrero de 2011

La soledad corre por mis venas.


Tus ojos corren por mis lágrimas.


Las miradas se cruzan,


pero nunca las palabras.


¿Qué se necesita de mi


para hacerte a ti feliz?


¿Qué debo darte a ti


para que estes junto a mi?


Tu mirada me quema



mucho más que el sol en plena mañana


vacía, sin risas encendidas.



¡Que será de ti, qué sera de mi!



¿Veré algún día esos ojos día a día?


Los cruzes se hacen cruces

del tiempo que corre, que pasa.



Corre como arena movediza


en un corazón que absorve


hasta la última gota.


Todo lo doloroso


hasta lo resplandeciente.


¿Se podrá evitar



un terrible final?