domingo, 29 de marzo de 2015





Esta complicidad rebosa hasta tasas de té, 

de cosas que nadie sabe, excepto usted.
Risotadas alejadas por la vieja marejada
que siempre vuelven, intactas instantáneas.

Momento a momento, es como si nada cambiara.
Tanto, que siempre volvemos a la llegada.
Cantemos sin que importe el ayer,
ni el presente, ni el después. 

Ya es tarde otra vez.







Y ahora te vas, y es como si me arrancaras el aire.
Solo quedan los despojos de los abrojos, vagando por la corriente.
Y mi mente se deviene, se entretiene con postales idealizadas
de tu trama enmarañada mientras miro por la ventana.

Tiempo al tiempo, me decían, me aseguraban.
Sin duda me confesaba, si tan sólo lo adivinara.
Porque nada lo superaba, lo sacaba de mi mente.
Que residente tan fiel, y que destino tan cruel.

Y así volvemos al comienzo,
donde nada es verdad, todo es incierto.
Donde siento que te pierdo y te vuelvo a tener,
como todos los días, en mi corazón a flor de piel.